“Tu verdadera riqueza es tu tiempo y tu libertad. El dinero es sólo una herramienta para
negociar tu tiempo. Es un estuche para
almacenar tu energía económica hasta que estés listo para liberarla.” (Mike
Maloney)
Las divisas nacionales no son, en
verdad, dinero real, sino una estrategia de las élites financieras –los dioses del dinero− para apropiarse de
la riqueza del planeta. Esto es así pues, al estar permanentemente sujetas a
depreciación, las monedas de los distintos países están muy lejos de constituir
una reserva de valor. Cada vez que un gobierno, a través del banco central
respectivo, aumenta la oferta de divisas, se le quita a la moneda de curso
legal un porcentaje de su valor. Esta es una manera muy astuta mediante la cual
los dueños del dinero se apropian del dinero de las personas y lo transforman
en riqueza personal.
El dinero real debe ser un medio que
sirva a los asalariados para almacenar su energía económica. Esto no ocurre con
las divisas. Los dueños del dinero, los amos del mundo, realizan con la
creación de divisas su gran acto de magia negra por medio del cual hacen
desaparecer de las cuentas de las personas y de los países el dinero circulante
para hacerlo aparecer en las suyas propias.
Para demostrar este punto sólo tenemos
que fijarnos en la historia del dólar. La antes todopoderosa divisa
estadounidense ha perdido, en los últimos setenta y cinco años, más de un 90%
de su poder adquisitivo. De acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (CPI)
de los EEUU, un dólar en 1980 valía un 129% más que en la actualidad.
El problema es que como para crear
divisas los banqueros necesitan el concurso de los gobiernos, la estafa se hace
a expensas de las instituciones políticas de los Estados nacionales. Todos los
gobiernos del mundo participan activamente de este fraude. La inflación es la
herramienta que los amos del mundo utilizan para mantener a los pueblos de
rodillas.